Evitar infecciones en pie diabético puede salvar la extremidad
El componente principal en alrededor del 90% de ulceraciones en el pie del diabético es la neuropatía periférica
diabética.
Cada año aproximadamente 4 millones de personas con diabetes desarrollan una úlcera, y estas preceden el
85% de las amputaciones.
Cada 20 segundos una persona es amputada por pie diabético a nivel mundial.
Cuando las personas que viven con diabetes no llevan un control adecuado de su condición, es muy probable que se presenten complicaciones en su salud, incluido el temido y conocido pie diabético. Una hiperglucemia constante (niveles elevados de glucosa en la sangre) con el paso del tiempo atrofia los nervios y los vasos sanguíneos afectando la circulación, provocando lo que se conoce como neuropatía diabética. Esto origina la pérdida de sensibilidad en los pies, y en ocasiones, se presenta con dolor, hormigueo y/o entumecimiento. Las neuropatías pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero más común que estos daños se presenten en los pies porque son las
extremidades más lejanas del cuerpo.
Ante esto, el Dr. Conrado Polanco Ortíz, Gerente de Relaciones Médicas de Esteripharma ® , explica: “Este escenario de pérdida de sensibilidad es propicio para que el paciente no se dé cuenta de que hay una herida, ampolla o llaga, etc., las cuales pueden infectarse y perjudicar una curación y/o cicatrización de la lesión. Si a la infección se le suma una circulación deficiente, se puede desencadenar una gangrena, que es la muerte de los tejidos. Si esta situación no mejora con atención y tratamiento médico, posiblemente sea necesario recurrir a la amputación de la extremidad, para salvar la vida
del paciente. Lo ideal es no llegar hasta ese punto y prevenirlo lo antes posible”.
¿Cómo se pueden evitar las infecciones en el pie diabético? El Dr. Polanco Ortíz, también experto en tratamiento de heridas agudas y/o crónicas recomienda las de soluciones electrolizadas de superoxidación con pH neutro, conocidas como SES, pues han demostrado ser un poderoso auxiliar antiséptico y desinfectante de amplio espectro en la prevención y tratamiento de infecciones por bacterias, virus y hongos. “Además de controlar estas posibles infecciones, favorecen la cicatrización y
regeneración de los tejidos. Es seguro su uso prolongado ya que es una sustancia no tóxica y sin efectos secundarios, no arde ni irrita al contacto con la piel, ideal para estetipo de casos”, agrega.
La respuesta inmunológica de las personas que viven con diabetes se ve alterada por su condición, por lo que no siempre responden de la mejor manera a las infecciones (de cualquier tipo, incluidas éstas). Si se detecta cualquier lesión o anomalía, por mínima que parezca, lo recomendable es consultar de manera inmediata con el médico (angiólogo, entre otros) para recibir atención certera y oportuna, tanto de diagnóstico como de tratamiento, para evitar complicaciones, controlar o evitar posibles infecciones, y, en medida de lo posible, salvar la extremidad de una amputación.
Polanco Ortíz recomienda a estos pacientes tener cuidado y vigilancia especial en sus pies, realizando diaria y meticulosamente revisiones con especial atención en posibles cambios de temperatura en el pie (por ejemplo, que uno esté más caliente que el otro o que ambos estén más calientes o fríos de lo normal); cambios en la coloración tanto de la piel como de las uñas; aparición de ampollas, callos, úlceras o cualquier otra lesión (por pequeña que parezca); piel reseca, agrietada o descamándose (sobre todo entre los dedos); etc. Es muy peligroso arrancarse “pellejitos” o “padrastros”, ya que es muy fácil
que se infecten.
“Reconozcamos la importancia de prevenir las enfermedades y sus complicaciones como primera opción de tratamiento. Como el pie diabético se desarrolla más tempranamente en los pacientes que no tienen bien controlada su glucosa, ese sería el primer punto a atender para evitar todo lo demás, incluso si se hace a la par, el pie diabético se verá beneficiado”, concluye.
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