Nefropatía diabética no se detecta de manera oportuna
Entre el 25-40% de los pacientes con diabetes presentarán algún grado de nefropatía a lo largo de su evolución, prevalencia que dependerá de numerosos factores de riesgo implicados en su patogenia (genéticos, grado de control de la glucemia, tabaquismo, etc.)
Con motivo del Día Mundial del Riñón, conmemorado cada 11 de marzo, educadoras en diabetes alertan a la población sobre la enfermedad renal crónica (ERC) derivada de una diabetes mal controlada, para evitar llegar a esta grave complicación que potencialmente pone en riesgo la vida de los pacientes.
La ERC, también llamada nefropatía diabética, consiste en la afectación de la capacidad de los riñones para realizar su trabajo de eliminación de los productos de desecho de la sangre y el exceso de líquido en el cuerpo. Se presenta cuando la diabetes mal controlada daña los vasos sanguíneos y otras células de este órgano, que con el paso del tiempo altera su delicado sistema de filtración2.
Sobre el tema, comparte la Lic. Arlette Ramírez, educadora en diabetes de BD Ultra- Fine™: “La nefropatía diabética es una complicación muy grave a la salud que puede prevenirse, o incluso retrasar su desarrollo, manteniendo un estilo de vida saludable y teniendo los niveles glucémicos en la sangre bajo control”. Para lograrlo, recomienda que los pacientes que viven con diabetes lleven un tratamiento integral y personalizado de la mano del médico tratante y/o profesionales de la salud, para todo tipo de asistencia en cuanto a alimentación saludable, actividad física pertinente y tratamiento farmacológico necesario.
“La indicación de una insulinización temprana en el transcurso de nuestra diabetes es buena, ya que es insulina lo que necesitamos para reponer la que nuestro cuerpo no produce, vital para regular y mantener en control la glucosa de nuestra sangre. Para aprovecharla de la mejor manera, se recomienda utilizar agujas ultra finas para que se deposite en el tejido subcutáneo, que es donde debe actuar”, agrega Ramírez.
Después de los primeros 10 años de diagnóstico, 5 a 10% de los pacientes diabéticos tipo 2 pueden padecer enfermedad renal crónica. El problema es que en sus primeras etapas no presenta síntomas específicos, lo que retrasa su correcto diagnóstico, provocando que no se detecte de manera oportuna. Hasta que ya ha evolucionado, se pueden presentar algunos de estos signos y síntomas:
· Empeoramiento del control de la presión arterial
· Proteína en la orina
· Hinchazón de pies, tobillos, manos u ojos
· Aumento de la necesidad de orinar
· Menor necesidad de insulina o medicamentos para la diabetes
· Confusión o dificultad para concentrarse
· Falta de aliento
· Pérdida de apetito
· Náuseas y vómitos
· Picazón constante
· Fatiga
Advierte la educadora Arlette Ramírez, que ante la presencia de cualquier sospecha, se acuda a revisión médica de inmediato con un nefrólogo, quien es el especialista encargado de evaluar, diagnosticar y dar tratamiento por una nefropatía diabética y todo lo relacionado con los riñones.
“No perdamos de vista que la detección oportuna, tanto de diabetes como de nefropatías, son la clave para prevenir o retrasar la evolución de ambas enfermedades tan estrechamente ligadas, para evitar llegar a una complicación que puede convertirse en una insuficiencia renal, donde la única vía de tratamiento puede llegar a ser una dialización o un transplante de riñón”, finaliza.
Con información de Male Agis
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